En 1921, un diez de octubre, el Ejército español reconquistó el Monte Gurugú, una posición clave de la defensa de Melilla y de las posesiones españolas en África.
El Desastre del Barranco del Lobo tuvo una honda repercusión en la sociedad española, cuyas clases sociales más modestas veían con impotencia como se seguía derramando su sangre más joven en tierras africanas, en una herida siempre abierta.
Al día siguiente de aquel fatídico 27 de julio en el que España lloró el conocido como Desastre del Barranco del Lobo, el Consejo de Ministros aprobaba un nuevo envío de tropas de refuerzo, y la supresión de la injusta redención a metálico, por la que el que pagaba no iba a la guerra, y por la que consecuentemente solo los pobres acudían a África.
Durante todo agosto y primeros días de septiembre de 1909 se acumuló un poderoso contingente militar en Melilla para acabar con los continuos ataques kabileños que se sucedían en contra de la ciudad. Y para reforzar su seguridad el mando decide que es preciso dominar el macizo del Gurugú, al que por su posición la ciudad queda inapelablemente sometida. Se descartó un ataque directo, y se decidió someterlo rodeándolo. La madrugada del día 20 de septiembre comenzaban los estampidos de la artillería que batían riscos y vaguadas.
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Una posición artillera española castiga las defensas de los rifeños en el Gurugú |
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La carga de Taxdir de Augusto Ferrer-Dalmau |
Tan solo dos días después, el día 22 cae la localidad de Zoco-el-Had-Beni Sicar ante las tropas del general Sotomayor y el Hidum ante las de Tovar. El día 25 las tropas comandadas por Orozco se apoderan de la cercana y estratégica población de Nador y poco después de Zeluán, llegando sin más contratiempo al contrafuerte sur del Gurugú.
El día 28, varios soldados encontraron numerosos cadáveres de los combates de los días 23 y 27 de julio, y se organizó una expedición para recoger 108 cuerpos insepultos de oficiales y soldados.
Parecía que los rifeños habían abandonado los montes, pero en la noche del 28 al 29 de septiembre se produjo un importante ataque a Beni Sicar. En esta noche murió un modesto cabo del Regimiento del Príncipe que fue capturado por el enemigo cuando hacia los relevos de guardia. Los moros le conminaron a que les indicaran los portillos de las alambradas y les facilitara el santo y seña con el fin de sorprender a la posición española, pero el cabo Luis Noval Ferrao condujo a los moros hasta las alambradas pero a la voz de “haced fuego, que estoy con los moros” advirtió a la guardia, que disparó sobre el grupo. Al día siguiente, una patrulla encontró los cadáveres del valiente cabo y de dos moros.
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Cabo Luis Noval Ferrao |
Hubo algunas acciones más como la toma de Zoco el Jemis de Ben Bu Ifrur o la ocupación de Atlaten y la meseta de Taxuda. A los marroquíes les iba cansando la guerra y la cercanía de la siembra enfriaba sus ardores guerreros.
El 26 de noviembre los caídes de Beni Sidel y Ben bu Ifrur se presentaron ante el general Marina para pedir la protección de España de las cábilas de Guelaya y Quebdana. En enero de 1910 se sometió el kaid de Beni Sicar, Abd-el-Kade, quien desde ese momento se convirtió en un fiel aliado de España. Es el fin de la campaña “de 1909” y comienza la repatriación de las fuerzas expedicionarias. De esta forma el Gobierno daba por terminado el conflicto ante la opinión pública muy sensibilizada por la impopular guerra.
La guerra de Melilla fue considerada victoriosa y así fue celebrada. Pero las tropas españolas pagaron un fuerte tributo ya que sufrieron 252 muertos (2 Generales, 11 Jefes, 31 Oficiales y 208 Suboficiales y Tropa) y 1551 heridos (9 Jefes, 85 Oficiales y 1457 Suboficiales y Tropa).Total, 1803 caídos en acción.
Pero al otro lado del rio Kert, en el Rif occidental, se empezaba ya a gestar la siguiente rebelión…
La Marcha militar "La toma del Gurugú" con música de Pascual Marquina Narro conmemora esta acción militar que supuso la conquista soñada de una posición de un altísimo valor estratégico para la sufrida población de Melilla.