Interesante articulo de opinión de nuestro colaborador D.Francisco Hervás Maldonado, Coronel Médico
OTRA REFLEXIÓN POSTELECTORAL
Bueno, pues ya tenemos los resultados de las elecciones europeas, unas elecciones que hemos de analizar en clave nacional, pues –al menos en España– su significado europeo ha sido escaso o nulo (no así en Francia, Reino Unido u otros países, con una progresión notable de los euroescépticos).
Pero en España, no. En nuestro país se han revelado las elecciones como un formidable test a la clase política nacional. En parte por culpa de los propios políticos, quienes no han hablado apenas de la promoción europea, sino de la promoción nacional en Europa, que no es lo mismo.
Por todo ello, creo que hay siete puntos importantes a considerar:
-‐ En primer lugar, vemos que la gente desconfía profundamente de nuestras posibilidades reales en Europa, pues la abstención ha sido muy importante, por más que la camuflen, máxime si tenemos en cuenta la subida en Cataluña y el País Vasco. Eso significa que la gente quiere una Europa diferente y no la que se está construyendo. Una Europa con muchos menos políticos y mucha más solidaridad. Una Europa de los ciudadanos y no de las instituciones, es decir: de la casta política.
-‐ Una segunda lectura es que al PP no se le perdona el daño que ha hecho a las clases medias, a expensas de la clase política, quien apenas si ha sufrido daño alguno en su número y quien tampoco ha visto mermada su hacienda. Otra vez la casta y sus privilegios inadmisibles.
-‐ La tercera lectura nos dice que el socialismo ha fracasado estrepitosamente. El electorado le pasa cuentas de sus incongruencias y despilfarros de épocas anteriores y desconfía profundamente de su capacidad gestora, al menos con el equipo que lo dirige en la actualidad.
-‐ En cuarto lugar, vemos que la izquierda está completamente fragmentada y desunida, sin ideas claras y sin un rumbo fijo. La fragmentación de la izquierda es consecuencia de su desorientación y del voto de rabieta de mucho electorado socialista, electorado que les abandonará en cuanto el PSOE deje de disparatar.
-‐ Los nacionalistas están igualmente desunidos. Esa victoria de Esquerra en Cataluña es pírrica, pues ha dinamitado la unidad en el proceso independentista, si es que CiU desea seguir existiendo como partido, cosa a la que no puede renunciar, pues hay mucho dinero de por medio. Yo veo esta votación catalana más contraria al PP y PSC-‐PSOE que favorable a la independencia. En Cataluña no hay políticos de calidad en la actualidad y de ello se aprovechan los mediocres. Saben de sobra que la independencia les aleja de Europa, de manera que el voto solo hay que leerlo en clave nacional. Este voto tan fragmentado y enrabietado hace pensar que hoy por hoy no es viable la independencia y que tampoco le interesa a ERC, por más que nos digan lo contrario para sacarnos los cuartos.
-‐ Hemos demostrado una vez más nuestra incultura política. Aquí se ha votado más con el estómago que con la cabeza. Las filias apenas si existen, pero el resentimiento y las fobias frente a los líderes de los principales partidos son evidentes. Se impone la refundación de los mismos, como ya sucedió en Italia hace bastantes años. No valen ya los esquemas ideológicos clásicos, sino que se hacen muy precisos los nuevos esquemas gestores y de convivencia, independientemente de las ideas que cada cual tenga. Hay que cambiar las organizaciones políticas, los cuadros dirigentes, los medios de soporte económico e incluso los nombres y modelos de comunicación de los propios partidos.
-‐ Finalmente, hay un pequeño pero claro aviso: se han doblado los votos nulos y votos en blanco, con respecto a las anteriores elecciones europeas. Eso significa un frontal rechazo de la clase política y, sobre todo, de la estructura política del estado. Y me atrevería a pensar que este rechazo sí que va “in crescendo”. No así ese folklore de la fragmentación de la izquierda, que pienso será efímero, pues carecen de oferta política consistente.
Y como consecuencia de esta reflexión creo que caben dos salidas:
-‐ La primera es cerrar en falso esta crisis de partidos mayoritarios, mediante una alianza entre ellos. Pienso que tal alianza sería un disparate que incluso podría dañar mucho más su imagen ante los ciudadanos. A la corta tal vez funcionase, pero a medio plazo sería el final de dichos partidos, como ya ha sucedido en Inglaterra con los liberales, o en Italia y Alemania.
-‐ La segunda, la lógica, es reconvertir los partidos en plataformas electorales, con solo un ideario de gestión, pero no de pensamiento. Esto lo hicieron hace muchos años los norteamericanos y les hizo ganar en estabilidad un montón.
Y como el movimiento se demuestra andando, hay dos cosas que requieren una reforma extremadamente urgente: la ley electoral y la constitución. La primera debe hacerse en el sentido del voto a la persona, acorde con un determinado número de votantes, es decir: un cargo electo por cada número que se fije de votantes, que no habrá de ser el mismo para elecciones generales, municipales o autonómicas, junto con la supresión de organismos innecesarios (diputaciones, empresas públicas, asesores, etc.). En segundo lugar, una reforma de la constitución con el soporte de los ciudadanos, creando grupos de debate que aporten ideas y grupos de expertos que las filtren, de acuerdo con las posibilidades reales y con las propuestas recibidas.
Así es que déjense de mandangas y pónganse a ello. Peligra el futuro de España.