Acabamos de celebrar las elecciones municipales y autonómicas. El batacazo del PP ha sido muy superior a lo esperado. Pero el Sr. Rajoy, al parecer, no se da por enterado.
La prensa internacional está asombrada de que aquí no dimita nadie, de que no se plantee siquiera la renovación del partido popular, de que – al parecer – le importe un rábano el fracaso electoral al máximo mandatario del PP. Parece ser que se cumple una letrilla satírica que dice:
“Cuando veo a mi mujercita,
después de tan gran fracaso,
de sus opiniones paso,
pues me dice que dimita…”
Las causas de tan colosal fracaso son muchas, pero las más importantes podría decirse que son cuatro. En primer lugar, la injusta distribución de cargas para solucionar la crisis. Aquí se ha cargado sobre las clases medias y apenas si se ha tocado a las clases altas y a la banca. Especialmente duro ha sido el acoso económico a los funcionarios, que tienen prácticamente el salario congelado desde 2011. Es más, se les rebajó el sueldo en la época de Zapatero y no solo no se les compensó con la venida de Rajoy sino que, incluso, se les suprimió una paga extraordinaria que todavía no se les ha devuelto, como se prometió, sino en un 25%, más o menos. Por eso no es de extrañar que empiecen a aparecer ingresos de políticos del PP y otras muchas cosas. Máxime teniendo en cuenta que a los políticos y amigotes (asesores) no se les ha tocado un céntimo apenas. La gente tiene memoria, señor Rajoy, y le importa un rábano las macrocifras. Lo que les importa es su familia y darles una vida digna.
En segundo lugar, el paro. Aquí se ha arremetido contra los emprendedores, se ha destrozado la investigación, no se ha promovido apenas la innovación, se ha castigado a la cultura, la educación ha sido pésima… En definitiva, no se ha hecho apuesta alguna de futuro y eso ha afectado – y mucho – a los jóvenes de calidad, que se han ido a otros países, siendo sustituidos por gente mediocre procedente de otros lares.
La imagen de servicio público se ha destrozado: la sanidad ha sido devorada, la vivienda no ha sido protegida, los transportes se han mejorado, sí, pero no en la manera que se precisaba. Es decir, que mientras unos vivían bien (los políticos y amigotes), otros hacían verdaderos milagros para llegar a fin de mes, sin apenas ayuda por parte del estado (alimentos básicos, ropa, etc.). De paso han destrozado las Fuerzas Armadas, en razón del ahorro, y otras muchas instituciones del Estado.
Finalmente, nos han breado a impuestos, sin una justificación en muchos casos. Pero la carga impositiva ha sido desigual, perdonando a una pléyade de grandes defraudadores, pero no a las clases medias. Han ayudado a quienes nos han hundido – los bancos – con el dinero de todos los españoles, endeudando al Estado de una forma tremenda. Es decir, que no han tenido en cuenta aquello de que sin justicia no puede haber convivencia en paz. Y se han dejado extorsionar por la Generalitat catalana y otras autonomías.
Es decir, que han hecho todo menos lo fundamental: reformar la Constitución (sobran autonomías), modificar la ley electoral (es claramente injusta), reforzar al Estado (con el ataque a funcionarios, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Centros de Investigación, etc., lo han debilitado mucho), moralizar la sociedad (que si el aborto, que si las verdaderas “bandas” de ladrones en que se han convertido muchas instituciones políticas, que si los nacionalistas sin pararles los pies, etc.). en una palabra: cobardía. Y otras muchas cosas que todos sabemos bastante bien (nombramientos por elección y no a dedo, por ejemplo).
Pero sobre todo, ustedes han pecado de una cosa: soberbia. Y el principal responsable, como jefe del partido, es usted señor Rajoy. Así es que parafraseando a su antecesor, el Sr. Aznar, le digo: “váyase, Sr. Rajoy”, España se lo demanda.
Francisco Hervás Maldonado, Coronel Médico en la reserva.