Excelente articulo de nuestro colaborador el Coronel Mérico en la Reserva D. Francisco Hervás Maldonado
Timeo Danaos et dona ferentes
Virgilio, en la Eneida, nos cuenta la historia del Laocoonte, en relación con la guerra de Troya. El Laocoonte era sacerdote de Apolo en Troya. Estaba casado con Antíopa y tenía dos hijos. Pasa a la historia por su famosa frase: “Timeo Danaos et dona ferentes” (desconfío de los griegos y de los regalos que ofrecen), pronunciada ante el caballo de madera que los griegos regalaron a los troyanos, tras desaparecer del asedio a Troya. Como todos sabemos, ese inmenso caballo iba lleno de soldados griegos, bien armados, y cuando los troyanos se emborracharon para festejar su victoria, salieron del caballo, mataron a los pocos guardias que había y abrieron las puertas, para que entrara el grueso de las fuerzas griegas, quienes arrasaron fácilmente una ciudad indefensa, en estado de embriaguez.
Bien, pues antes de esto sucedió lo de Laocoonte y su grito. Los troyanos le impidieron quemar el caballo, cosa que intentó el sacerdote. Entonces, en venganza, dos serpientes llamadas Caribea y Porca, emergieron de las aguas y se abalanzaron sobre sus hijos. Él intentó defenderlos y fue igualmente devorado. La versión más fehaciente es que el castigo le vino por haberse casado, copulando con su mujer ante la estatua de Apolo, por lo cual el Dios le castigó por impiedad. La impiedad se penaba con la muerte por aquellos tiempos, y si no que se lo pregunten a Sócrates, quien por impío hubo de beberse la cicuta.
Hay dos representaciones magníficas del Laocoonte: la primera en los Museos Vaticanos, concretamente en el Quartile Ottogonale del Museo Pío Clementino, una escultura muy antigua, obra de Agesandro, Polidoro y Atenodoro; la otra es una pintura más moderna, pero nada menos que del Greco, realizada en su madurez, en 1609, y que se conserva en la National Gallery of Art de Washington.
Dirán que por qué les cuento esto. Bien, pues porque la simbología clásica domina la historia de la humanidad. Especialmente la simbología griega y latina en España.
De esta historia del Laocoonte hemos de sacar cinco conclusiones:
1ª) No te fíes nunca de quien sabes que te quiere hacer daño, por mucho que te sonría y haga jeribeques. (Timeo Danaos…).
2ª) No aceptes regalos de quien no debes, pues algo llevan envuelto para sí los donantes. (…et dona ferentes).
3ª) No mezcles a tu familia en tus tunanterías, sino que los debes de dejar ajenos a las mismas. (No incluyas a tu mujer e hijos indebidamente en tus asuntos).
4ª) No expreses en público tu opinión, pero sí actúa siempre de acuerdo con la misma. (Cállate lo que sabes hasta el momento de actuar).
5ª) Acepta siempre la ley y no te la inventes a tu acomodo. (Si eres torero eres torero y si sacerdote, sacerdote).
Y ahora vamos al tema de moda: los independentismos. Traduzcamos estos cinco puntos a nuestro pequeño mundo actual y sus conflictos de mangancia (o de identidad, según otros):
1º) No dialogues jamás con quienes no quieren hacerlo. Es perder el tiempo.
2º) Si eres un ciudadano español que vive en Cataluña o País Vasco, no aceptes esas limosnas que te dan, pues a otros se las han sacado, sin duda. Además, por cada euro que te dan, ellos se llevan ciento. Y te los dan mientras te necesiten para la berrea, que luego esos y muchos más te los quitarán.
3º) No eduques a tus hijos en el odio, pues así solo se crían delincuentes o fracasados. Solo los necios cierran las puertas.
4º) No expliques lo evidente. Simplemente vota y actúa conforme a la ley. Y al que haya que enchironarlo, sea juez o político, se le enchirona.
5º) Cumple la ley y no hagas leyes injustas, en tu propio y exclusivo beneficio.
Pues esto es lo que hay, señor Presidente del Gobierno de España. Dicho sea con todo respeto y cariño, pero también con la exigencia democrática que se funda en las promesas a sus votantes y en su juramento constitucional.
Que sea feliz y le vaya bien, pero por favor, cumpla con su deber, como todos procuramos hacer. No lo deje para mañana.
Francisco Hervás Maldonado
Coronel Médico en la Reserva